martes, 22 de septiembre de 2009

Mi primer gol


Es algo de lo que nunca más me voy a olvidar... Y como todas las primeras veces demoró un poco más de lo que hubiese deseado. Por el mes de marzo comencé a entrenar en Bella Vista, ahí en El prado, en la cancha lateral del mítico Nazzasi, donde todavía la cancha tenía arcos con palos cuadrados.
Primera práctica, el flaco Salgueiro me bautiza, me reventó de un patadón. Teníamos 11 años, eramos niños no más, pero ya se estilaba eso de pegarle al nuevo. Me la banqué como hombrecito, de ahí empezó mi ascenso a la titularidad como puntero izquierdo (aunque nunca fui rápido, tenía una gambeta chueca media endiablada). Jugamos los primeros cinco partidos. Perdimos 2, empatamos 1 y ganamos el resto. Mi gol no llegaba. Me estaba poniendo nervioso, al punto que perdí la titularidad por el flanco izquierdo del ataque. Partido contra Central Español, en el Nazzasi. Me tocó ir al banco. Íbamos 0 a 0. Domingo, el DT, me mira y me dice:"Calentá". Era la mitad del segundo tiempo. No me acuerdo porqué entré jugando de puntero derecho. Un par de lindas jugadas, individuales (en esa época bajaba la cabeza e iba pa adelante no más) pero nada. Llegó el momento esperado. Corner, la pelota boyando en el área chica, en el interín miro atrás del arco y estaba mi viejo, me lleno el putín con el esférico... Gol de Bella Vista, 1 a 0. Miro a mi viejo, me hace una guiñada mientras grita, vienen todos mis compañeros a festejar. Entro en un grito frenético de gol...

jueves, 10 de septiembre de 2009

La liga


Por qué nos gusta la Liga... Es una de esas preguntas que más veces nos ha tocado responder seguramente a muchos integrantes de cualquier equipo de la Liga, en este caso del queridísimo Mitre. Y siempre del otro lado, el que pregunta, nos encontramos con dos tipos de especímenes diferentes: mujeres o amigos.

Los amigos que no juegan en la Liga simplemente no les gusta el fútbol, y en el caso que sean futboleros hay muchos puntos de la mística que tiene jugar un domingo de mañana que nunca lo van a entender. “Yo me quedo durmiendo”, “Yo me mamo la noche anterior” (yo lo hago, voy y juego; ¡blandito!), “Llego tarde a comer el domingo”, entre otros de los flojos argumentos. Cuando son chicas las que cuestionan es más aceptable. Y sí, porqué llevarla temprano en la casa, porqué no nos quedamos un rato con ellas, porqué abandonar la cucharita en las frías mañanas de invierno (este argumento está jodido de tirar abajo).

El tema que deberían entender es el fenómeno grupal que da la Liga. Eso de juntarse temprano, tener una responsabilidad extra (pero eternamente disfrutable para quienes jugamos), de llegar a la cancha y sentir el olor a pasto mojado, de cagarte de frío cambiándote, de putear a los jueces, de tirar todos para el mismo lado, de lograr un objetivo. Ni te digo cuando hacés un gol, ni te digo cuando se gana de orto todos colgados del travesaño... Señores críticos para entenderlo hay que sudarlo con amigos alrededor.

martes, 8 de septiembre de 2009

Algo así

Un temita ahi de Radiohead para un dia de lluvia bajonero como hoy...
http://www.youtube.com/watch?v=zMJOZ5GGm5A

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Atalibio




Atalibio estaba sediento. Hacía un tiempo que se contenía. Por razones metafísicas dejó la sed de lado, pero como todo en la vida, la necesidad vuelve. Era hora de estar al acecho. Sentía el olor a ese elixir, sentía que su corazón volvía a latir, pero de manera distinta.

La sed, para un vampiro, como Atalibio, es uno de los peores castigos. Es algo que socialmente cada día está peor visto. Cuando intentó taparla, por equis o por beta, siempre volvía aparecer. Más de una vez pensó que los diferentes métodos que aplicó no eran los mejores, pero también eran esos que planteaba la sociedad en la que estaba inmerso.

Atalibio se sintió marginado. Nadie, si no es vampiro (tener en cuenta que cada día quedan menos) puede entender lo complicado que es tener sed, y más buscar métodos para controlarla. Un día se le zafó la cadena. Comenzó la búsqueda de víctimas. Sólo el hecho de volver hacerlo prendió de nuevo su llama interior. Lo hizo una y otra vez, se sintió de nuevo joven.

Pasó un tiempo, pero no estaba bien con él mismo. Se puso a leer y se encontró con una frase por ahí: “la juventud es algo que se cura con el tiempo”. Ahí Atalibio entendió que la sed lo llenaba en su juventud, ahora lo dejaba completamente vacío, era una sensación de momento. Así se sintió el vampiro al estar contra los estándares que la sociedad le planteaba. De nuevo no sentía el fuego interno, de nuevo no sentía nada dentro de él.

martes, 1 de septiembre de 2009

Sueño


Volvían de pasar unos días fantásticos de verano. Eran un grupo heterogéneo, lo cual siempre es bueno. La ecuación grupal mostraba lo siguiente:
G. y C. estaban en un momento interesantes para ellos, donde lo que importaba era portarse bien. R., fiel a su estilo, era un escéptico a las relaciones se dedicaba exclusivamente a sus amigos, y J. estaba en la edad justa para hacer "cualquiera".
La vuelta del viaje encontró a G. y C. hablando de ellas. Los otros dos dormían, al igual que el resto del omnibus. Hablaron de las virtudes y defectos de ellas, de qué era lo que más les gustaba, qué tenian que las hacia diferentes.
LLego el momento de la reflexión... Sí, dijo G., estamos como cachorrito suelto en la ruta, regalado a que te pase un camión por arriba. Los dos se miraron y estaban conformes con lo que pensaron. G. le dice a C., "che me dio sueño". Siguió el viaje de vuelta y los dos durmieron. A veces C. sueña con que ese viaje de vuelta fuese eterno o hubiese durado un poco más.