viernes, 27 de agosto de 2010

Ojos

Como lo hacía cada viernes, venía de modo un ondulante por la fiesta y paseaba su desfachatez. Acompañado siempre de una rubia o una morocha en su mano, nunca le importó mucho lo que veía el resto, lo único que cuidaba eran sus formas de acercase a ellas. Pero cuando llegó a ese subsuelo tan particular, en busca de una agradable compañía, una mirada penetrante lo acorraló. Se dijo a él mismo, "cae hoy"... Se acercó, ella tenía una sonrisa impregnada. Hablaron un rato, la rubia y la morocha lo traicionaron, no pudo acordarse de su nombre ni de su número. Partido perdido hubiesen pensado muchos, pero la mirada y la sonrisa pudieron más. Se comió todo su orgullo y se acercó de una forma poco ortodoxa: "Amiga que no me acuerdo tu nombre...". Todavía no sabe cómo funcionó esa forma de acercarse. Siguieron charlando mucho rato. Ahora sí, sabía su nombre, su teléfono y quería conocerla. Después de media hora no quiso sacarle sólo un beso, quería conocerla bien y sacarle besos varios. Para evitar desmanes se fue, con su teléfono y su nombre entre manos. Se acordó de esos ojos apenas se levantó. Como todos los sábados a las 3 de la tarde saltó de la cama, pero a diferencia de los otros, en vez de almorzar y mutar frente a la TV, empezó a cranear ese mensaje para que ella acceda a volver a verlo. A las 9 de la noche le escribió y a la semana se volvieron a ver...

miércoles, 11 de agosto de 2010

Bon voyage


Si será caprichosa la vida. Nos conocimos por otros amigos, muchos de éstos, hoy en día ni siquiera frecuentamos. Pero la sintonía fue instantánea. Con una pelota de por medio, siendo los dos zurdos de buen pie, hicimos ganar más de un partido a la muchachada sanluisera contra los Zapatudos y los Mampas. Pero lo que sería una gran amistad no fue tan rápida de amalgamar.
Teníamos una competencia moral de quién era el mejor en el padell, en el fútbol, en el ping pong, etc... En lo deportivo siempre estuvimos un lustro arriba del resto (modestia aparte).
Una tarde decidimos juntos ir a probarnos a Nacional U. Antes de entrenar nos juntábamos en lo de la abuela a inventar jugadas, formas nuevas de tirar caños, aprediendo mucho, uno del otro - cabe destacar que con los años te quedaste con el galardón del mejor-. Ahí creo que nació algo. Después vinieron el Tincho, Renzo, Vantix, Fabric, Coyote, W, New York, 3 perros y los veranos eternos en Mirasoles; Hans, el Bistu y el Diegote; los veranos en el Do it. Lo que pasó después es de una difícil explicación. La vida se puso caprichosa de nuevo y nos empezó a separar. Las distancias por momentos son muy grandes, y no lo digo solo por el kilometraje terrestre que nos separa ahora. Lo único que me gustaría es que pienses estando allá lejos y no te equivoques más, 25 años te van hacer un hombre y cada día que pasa el margen de error, que tenemos todos, es mucho más chico. Esas decisiones van a correr solamente por vos. Ojalá te cuides, por vos y por todos los que dejaste acá esperando por que encuentres tu lugar en el mundo donde madures y seas feliz. Buen viaje...