jueves, 8 de julio de 2010

Hay con qué


Hasta hace 2 semanas nunca pensé que en mi vida iba a tener chance de poder colorear de dorado la estrellita que ven en blanco; al final no se pudo, pero lo importante es que tenemos con qué abrir la puerta de los cambios. Lo que vivimos en el mundial de Sudáfrica 2010 es lo más parecido a una revolución. ¿Por qué?, la respuesta no es fácil ni muy entendible, más teniendo en cuenta que un hecho de tal magnitud -la revolución- tiene tintes ideológico-políticos. En fin, qué quiero decir con toda esta perorata, que todo el plantel que nos representó en el mundial cambió toda una ideología, toda una forma de ser. Hasta hace 2 semanas, al hablar con un uruguayo medio, te ibas a dar cuenta que eramos gente que se queda con el "querer y no poder", grises, muy grises.
Hoy todo cambió. Si para los Incas su Dios fue el Sol, para nosotros el Dios es el Fútbol, y una muestra de su poder divino es el cambio ideológico que provocó en toda esta gente. En 5 partidos, la gente volvió a creer. No sé cuánto durará, ni si seremos lo que alguna vez fuimos, yo sólo me quedo contento con que nos devolvieron la ilusión y las ganas de volver a ser.
Si hilas un poco más fino, la muestra de profesionalidad y entrega de cada 1 de los que corrió es un excelente ejemplo para los más chicos, esos que siempre quieren ser futbolistas. Si mirás las conferencias del técnico, son un ejemplo de madurez y caballerosidad para los adultos.
A grandes rasgos, este grupo de gente que nos representó, es lo más parecido al Uruguay que me contó mi abuelo. Gente educada, respetuosa, profesional en lo que hace (y no necesariamente profesionales por estudiar una carrera) y con un amor propio envidiable. Por eso quiero agradecerles, como todo el mundo, por devolvernos la ilusión de poder ser otra vez.

PD: la imagen es de Jesusito, ¡notable lo tuyo!