
Qué cosa extraña la sensación de la pérdida, cómo nos afecta, cómo nos duele, pero es una experimentación que tenemos desde el primer minuto que nuestras viejas nos dan a luz. Naces, lloras y lo primero que perdés es el cordón umbilical. Pataleamos, pero no somos concientes, gritamos aún más cuando en menos de 2 minutos cerca de nuestra vieja, nos meten en cuatro paredes transparentes (la incubadora). Ya está, nos deberíamos haber hecho hombrecitos y mujercitas, en poco tiempo en el mundo real experimentamos la pérdida en menos de un día.
Pero no. Crecemos, nos hacemos amiguitos en el jardin del barrio o en el barrio mismo. Por decisiones de nuestros mayores, muchas veces dejamos de ver aquel amigo que era nuestro compinche en todas las diabluras. Seguimos adelante, y se nos muere la mascota. Ahi experimentamos concientemente la pérdida, y lo peor es que ni siquiera estamos del todo preparados.
Hay pérdidas más jodidas, feas y dolorosas, que probablemente cuando nos llegan tampoco estamos preparados. En fin, algo que es natural, que nos pasa constantemente en el vivir diario pero que no nos acostumbramos a sentirlo, siempre nos incomoda y nos deja mal parados.