Es raro. Uno pasa mucho más rato mirando las redes sociales y chequeando el mail. Repasa una y otra vez las fotos. Es difícil, pero no es imposible. Capaz es un trabajo diario, sumado al que tenés a cuestas. Es buscar muchas cosas para hacer, es reinventarte todo el tiempo. Extrañarla, pasa siempre… Lo mejor es relativizar. Estando acá, si no llamás a la hora que acostumbras siempre puede haber un reproche. Estando a 10 mil km de distancia, después de más de un mes y medio de conexión cibernética, el llamado, el mail o la foto es motivo de felicidad... Supongo que es algo que te hace crecer, como casi todas las cosas en la vida que cuestan y/o duelen. El dolor nos hace grandecitos, aunque sea en pelotudeces. Hay días que me falta algo, hay días que me deprimo y miro muchísimas fotos. Hay días que no. Hay una infinidad de días que te pueden separar, pero lo genial está en buscarle vuelta a que sea algo positivo, como decía hace unas líneas, a crecer… A veces pienso que tengo que volverme menos esclavo de las redes sociales, pero no puedo. En realidad no estoy esclavo, nada más espero el momento. Yo estoy en la misma de siempre, ella viajando, entonces el que tiene más tiempo porque sabe todo lo que va a pasar (más o menos) soy yo, vivo la cotidianidad de siempre. Nada de esclavitud. Seguro es otra cosa mucho más linda e importante. Es la sensación de tenerla lejos, pero cada vez que hablamos, veo una foto o un mail, sentirla cerca.
Ok, respiré. La extraño.