lunes, 30 de noviembre de 2009
Crónicas de la metro
realizaron bochornoso viaje.
Tocaban los misioneros de la parca.
Primeros días veraniegos.
Las chicas comienzan a mostrarse.
Musculosa, pollerita, gafas, glamour y gong.
Ciudad del Sacramento,
45 minutos de barco.
Llegada y taxi en la Metrópolis.
Cerveza, terraza y sol.
La brisa y la noche, abrieron el ron.
Descanso corto y de nuevo al ruedo.
Café con Speed. El show, el barro y el pogo.
El parque de noche y "las chicas".
Un baño, una previa banal,
y un cúmulo de malas decisiones.
La siesta en la calle 8 am.
"¿Querés entrar?"
"Yo que sé"
"Perdón"
Matambre de almuerzo,
Warhol y una bella compañía.
Una charla de construcción cultural,
y de la América travestida.
Cena de amigos.
Un teléfono inesperado cae desde un taxi.
Un éxito.
Fiesta de electrónica,
y un pique infernal hacia el barco.
Más de un llamado. Un cover.
"Bailar pegados es bailar"
Vuelta al hogar. Un inolvidable abrazo.
Tararean en sus mentes,
"Huesos" de los misioneros de la parca.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Pélida
El de los pies ligeros, eso es el significado de Pélida. Y yo creo que es el sobrenombre que mejor te representa. Sos un tipo que saca tiempo de la galera algo que me asombra. Cómo mierda haces para estar acá atendiendo, llevándonos algún lado, en el medio pensando en qué vas a cocinar de noche y que tenés que ir a buscar a la chilena a una hora determina. El pélida, papá, el que hoy capaz que se está empezando a poner viejo... Pero no, y mirá como lo demostrás. Siempre vital, con ganas, levantadito a las 8hs y bañado, jugando al fútbol todos los sábados, aunque tengas que dar clase, aunque llueve, truene o tu mujer no quiera.
Y qué capítulo el nuestro con el fútbol viejo, siempre acompañándome al costadito de la línea de cal; qué más puede pedir un hijo. De verdad nada de nada, es lo mejor del mundo que te acompeñen como lo haces vos. Seguramente hayas sido el primer tipo que se dio cuenta que yo era un jugador distinto, el primero que festejo una de mis gambeta, y del primero que me acordé cuando metí el primer gol con Bella Vista. Yo sé que sos el que más disfrutas de mis caños, el que más se calienta conmigo cada vez que tiro una más, el que más grita mis goles, y cuando me pegan y me levanto, el que más infla el pecho. Está bueno que estés orgulloso de mi, pero hoy me toca estar orgulloso de vos (o por lo menos estoy tratando de transmitir eso), del excelente tipo y padre que sos. Ese que nunca pierde una discusión, que inentendiblemente ama a un perro que lo mordió mil veces, que tiene una habilidad para saber de todo un poco, ¡y mucho de dientes obvio! Esto es pequeño homenaje en tus 50 pirulos, pero no expresa ni la mitad de todo lo que significas vos para mí.
Salúd Pélida, por 50 años más de discusiones, de aprender un poco más del otro y obvio, de fútbol.
viernes, 13 de noviembre de 2009
Un amigo de un amigo de un amigo
Llegó al lugar donde como siempre una ronda cervezera con amigos lo esperaba. Desde la campaña electoral, el repechaje y hasta el chusmerio barato argentino, fueron tópicos de discusión. El moderador de los acalorados debates no fue un perdiodista ni mucho menos, era la diosa rubia que cada fin de semana los acompaña con ese especial burbujeo.
Pasaron las horas, el lugar "se puso". Sus amigos comenzaron lentamente a disparar, se movían por la pista cual león por la sabana busca víctimas. Él seguía con la rubia a su lado, no la dejaba ni ella a él. Como sucede muchas veces, la blonda comenzó a traicionarlo. Los pies se le aflojaron, su cabeza comenzó a girar y ganó una actitud con cierto descaro. Parecía que iba a dejar a la rubia en la barra y acompañar a los leones a la sabana. Pero no.
Miró el celular, paseó por todos sus contactos. Pensó que cada contacto tiene un historia distanta, una indiferencia, una tranza, una amistad, una chica que nunca fue, un número ficticio y muchas cosas más, pero todavía no había llegado al contacto. Ese que cuando lo leyera removería todas sus tripas. Siguió pasando nombres hasta que llegó al número de ella. El mareo y la flojera en los pies fue mucho mayor, sumándole una sensación de vacío estomacal, en fin, un sentimiento inexplicable para el estado etílico pero que tiene nombre y apellido.
Desapareció del lugar sin dar ninguna explicación a sus amigos. Emprendió el viaje hacia la decepción, complejo camino que hacen los desesperados. Tomó un taxi, pasó por una floreria, y dejó "su vida" por un ramo de rosas. Caminó hasta la casa de ella, pero se dio cuenta que eran las 7 de la mañana, que no tendría sentido alguno tocarle timbre y despertar a la familia, mucho menos jugar a ser Romeo y trepar por el balcón. Le tiró las flores por arriba de la reja, y le escribió un sms, " Te dejé un regalo en la puerta".